Bien mirado la situación era peliaguda ¿Qué hacer? ¿A quién defraudar? La solución salomónica fue ir a la fiesta del que nos invitó primero, o sea a Chez Bea.
La noche estubo bien, muchas chicas (todas de buen ver), comida, alcohol a expuertas e incluso pirotécnia (lo cual para un pirómano declarado como yo, está de puta madre).

No os agobio más, si quereis saber que pasó seguid leyendo...

No hay comentarios:
Publicar un comentario