A la fiesta tampoco pudo faltar Cookie o Kuki o como narices se escriba, la rata, perdón, cobaya de mi cuñá.
Y eso que mi mujer es tremendamente alérgica a ese bicho.
Yo creo que es justicia poética, al fin y al cabo fuimos nosotros dos los que se la regalamos a Loli hace ya unas cuantas navidades.
No hay comentarios:
Publicar un comentario