
Una vez recuperado del susto (juro por Dios que no me vuelvo a subir a un teleférico en la vida, bueno si me lo pide Paqui sí), fuimos a visitar el monasterio de Santo Toribio de Liébana. Famoso en el mundo entero por dos cosas.
- Por tener el Lignum Crucis, el trozo más grande de la cruz de Cristo
- Por ser cuna del Beato de Liébana, sobran explicaciones.

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