Una vez la corte se desplazó fuera de Burgos, el Cister aplicó la regla estricta, clausura y ocultación de todo aquello que pudiese ser fuente de distracción.
Un ejemplo lo tenemos en los techos del claustrillo, una obra maestra de la yesería mudejar que fue ocultada tras una gruesa capa de yeso blanco, lo que hizo que en muchas zonas la yesería cayese por el excesivo peso.
En la foto una de las partes que aún se conservan.