
Santillana de Mar, aparte de ser la ciudad de las tres mentiras (Ni es Santa, ni es Llana ni tiene Mar), es una ciudad preciosa, totalmente empedrada (lo cual a los coches les va de maravilla, sobre todo si lo que quieres es poner una suspensión nueva), que conserva un auténtico aire medieval burgués, por lo de las tiendas de recuerdos, delicias típicas (muy recomendables la quesada pasiega y las corbatas)

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