
Después marchamos a Comillas (localidad situada a cinco millas de Santillana de Mar, de ahí el nombre). Fue un indiano (el que más tarde se convirtió en el Marqués de Comillas), que al volver de Cuba, decidió comprar terrenos allí y crear un lugar de descanso y retiro digno de reyes. Así que contrató a arquitectos y escultores catalanes y recreó el aire modernista en aquel rincón cántabro. Lamentablemente nuestra cámara de fotos se reveló y entró en huelga energética.

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