Lo cierto es que no sentí ese requemor que me llenaba el estomago cada vez que me preguntaban lo de:
Así que me he dicho a mí mismo, ya es hora de poner en conocimiento de todos lo espectacules que han sido nuestras vacaciones de este año.
Como todos los años, nos levantamos muuuy temprano, nos montamos en el coche, nuestro querido Clio, y pusimos rumbo al sur. Todo fue bien hasta entrar en tierras castellonesas, entonces, sin previo aviso, oimos una explosión y el coche empezó a perder gas de forma alarmante y al mismo tiempo se saltaba el solo todas las restricciones del Tratado de Kioto.
Tras unos cuantos kilometros de preocupación, conseguimos llegar hasta la estación de servico de Oropesa del Mar. Allí nos pusimos en contacto con asistencia en carretera que nos envió una grua.
Una hora y media más tarde, o sea cuando llegó la grua, cargaron el coche (no sé si se aprecia en la foto y nos llevaron al taller más próximo en Oropesa...
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