¿Quién lo iba a decir?
Un tio gordito como yo, enfundado en un traje de neopreno, marcando lorzas, acompañado de dos bellas mujeres y un gran amigo (sea o no compañero de trabajo), remando como un poseso, dando saltos por un barranco, descendiendo en rappel y comiendo a dos carrillos (bueno esto último no es de estrañar).
Si sentís curiosidad, ya sabeis pinchad en la foto y descubrireis que es lo que hicimos Xenia, Paqui, Jaume y yo durante dos días en el pueblo afortunado.
Agur
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