viernes, 20 de julio de 2012

Gracias de todo corazón

Hola de nuevo,

Hace mucho que no escribo en este blog o bitácora, como deberíamos llamarlo los amantes de la lengua de Cervantes. Lo cierto es que el motivo es bien simple, no me sentía con fuerzas de hablar con todos vosotros, pero tras un año desde que mi pequeña Helena se marcho, creo que va siendo hora de volver a ser aquel que fui.

No creáis que en todo este tiempo he estado ocioso, nada más lejos de la realidad, pero me he centrado en escribir cartas a mi difunta hija. Quiero creer que allí donde esté las leerá y se sentirá más cerca de su padre. Si sentís curiosidad por saber que le digo, no os cortéis y leedlas todas en su blog



Quisiera aprovechar esta ocasión para dar las gracias a todos aquellos, que aún sin saberlo y desde el mismo momento en que Helena fue ingresada y hasta el día de hoy, , me habéis hecho posible seguir viviendo.

Gracias a las enfermeras en general, y en especial a las de la 9ª Planta del Hospital de Sant Joan de Deu, por su apoyo y su cariño Por que sin ellas los hospitales sería áridos desiertos donde la pena camparía a sus anchas. Los doctores podrán curar a los pacientes, pero ellas curan y cuidan de todos los que sufrimos con ellos. Gracias.

Gracias al equipo de Paliativos del Hospital de Sant Joan de Deu, por hacer que algo tan inhumano como ver morir día a día una hija, fuese sufrible. Por sus palabras de consuelo, por sus abrazos, por hacer suya mi pena y mi desconsuelo. Gracias.

Gracias a la Hermana Saveria. Por bautizar a mi pequeña, por estar junto a nosotros en los momentos de necesidad y por no olvidarnos en todos estos meses que han pasado. Gracias.

Gracias al Padre Salvador, por ayudarnos a despedirnos de Helena, por hacerme hablar en público en el funeral y así hacer que todos oyeran la inconmensurable pena que me embargaba. Gracias.

Gracias a Pepa Fernández y a todo el equipo de No es un día cualquiera, por estar ahí cada fin de semana, dejándome ver el mundo a través de sus palabras cuando Helena y yo nos encontrábamos encerrados en una fría habitación de hospital. Gracias.

Gracias a Juan Carlos Ortega y sus Cuentos para Ulises, porque los hice míos y se los narraba a mi pequeña mientras luchaba por su vida, tras un mar de tubos en la UCI. Gracias,

Gracias a todos los que nos dísteis vuestro apoyo, en el Hospital, en el trabajo, en la calle, en la distancia, en el funeral, a todos los que tuvísteis una palabra cálida, un abrazo sincero, una mirada de cariño, a todos los que nos hicísteis saber que no estábamos solos. Gracias.

Gracias a esos amigos, que más que amigos, son familia. Gracias por haceros vuestro el dolor y la pena de tan gran perdida, por llorar con nosotros como si fuera vuestra propia hija la que partía. Gracias.

Gracias a la familia, por darnos su calor, por arroparnos. Gracias por ayudarnos a despedirnos esas tres veces, en Sant Boi, en Ayamonte y en Guadix. Gracias.

Gracias a Paqui, por darme a mis dos tesoros, y por compartir cada día y cada noche la pena de la ausencia. Gracias por ser mi mejor mitad. Gracias.

Gracias a Héctor, por llenar cada día de mi vida de risas y alegrías. Por hacerme recordar con su presencia que la vida sigue y debemos disfrutar de cada minuto. Gracias

Y por último, gracias a Helena, por venir al mundo y hacerme el hombre más féliz del mundo. Gracias a mi pequeña, porque su recuerdo me llena de ganas de vivir y me empuja a ser mejor persona. Gracias hija mía.

Agur

Javi

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